Benacazón fue fundada en la época romana como una aldea campesina. No obstante, se han encontrado en el municipio vestigios de finales de la Edad de Bronce. La presencia romana en Benacazón fue evidente tras el hallazgo de restos de edificios, tejas y ladrillos que estaban mezclados con la tierra de labor.
Pero el actual nombre de esta población data de la etapa musulmana. Al parecer la denominación de Benacazón procede de un árabe destacado (Qassum), que fundó una alquería y vivió en estas tierras, dándole el nombre de Ben-Ibn-Qassum (Hijo de Qassum).
Tras la Reconquista, el Rey Fernando III cambió el nombre árabe de Benacazón por el de Celada,pero éste no cuajó entre la población y mantuvieron la antigua tradición hasta derivar a su nombre actual.
Con el reinado de Alfonso X, las tierras de esta localidad fueron adjudicadas a Doña Mayor Arias y al Obispo Don Remondo. Ya en 1419, Benacazón fue cedido a la familia Portocarrero, herederos de Doña Mayor Arias, y la antigua alquería pasó a constituirse como Villa y Señorío de Benacazón. Luego, el señorío quedó en manos de la familia Pantoja en 1553 y subordinado a la misma continuó hasta 1810, cuando se suprimieron los señorios en la región.
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Aunque en el interior del término pueden recorrerse otras rutas de interés, es imprescindible visitar las Ermitas de Castilleja de Talhara (s. XIV) y la de Gelo (s. XV), que reflejan el esplendor de la arquitectura mudéjar sevillana. La Ermita de Gelo tiene matices barrocos en su portada lateral y una bella espadaña del s. XVII.
En el mismo casco histórico del municipio se encuentra la Casa-Palacio, un emblemático edificio situado frente a la Iglesia Parroquial y que, en su origen, perteneció a la familia Portocarrero. Actualmente se halla dividido en dos partes: una propiedad privada, en la que destaca una hermosa arquería mudéjar; otra propiedad municipal que cuenta con una interesante arquería barroca, que ha sido recuperada y reproducida tras un cuidado proceso de restauración. Estas dependencias municipales acogen servicios como el Centro de Día de Personas Mayores y el Hogar del Pensionista, el Juzgado de Paz, la Delegación de Deportes, el Centro Guadalinfo, la Sala de Sesiones Plenarias del Ayuntamiento, Sala de Exposiciones, etc.
Cultura, monumentos, naturaleza, gastronomía, artesanía y tradición, son detalles que hacen de Benacazón una población acogedora y llena de matices propios de la comarca del Aljarafe sevillano.
El desarrollo histórico de Benacazón presenta bastantes similitudes con el de otros lugares del Aljarafe, partiendo de unos núcleos humanos prehistóricos como atestiguan los vestigios de la época de Bronce final encontrados.
El origen del núcleo se produce en la encrucijada de los caminos formados por los ejes este-oeste de Umbrete a Aznalcázar y norte-sur de Sanlúcar la Mayor a las Villas de Castilleja de Talhara (s. XIV) y Gelo (s. XV) de Cabildo.
Los restos de tejas y ladrillos encontrados en la capa de tierra vegetal permiten considerar la continuidad de un asentamiento de antiguas viviendas en torno a un caserío campesino, según el modelo típico de una villa hispanorromana. El verdadero desarrollo de la zona tuvo lugar bajo la denominación romana, siendo esa época una pequeña aldea.
Durante la época musulmana el lugar siguió ocupado por una alquería hispanomusulmana, propiedad de Ben-i Kassin [“descendiente de Kassin”]. Este señor y guerrero conocido dio nombre al lugar: “Ben-i Kassin” que, trasladado a las lenguas latinas dio “Ben-a Kassun” y, por modificación fonética, “Ben-a Kason”, resultando finalmente “Benacazón”.
Fernando III “El Santo” toma la ciudad en 1247 y cambia su nombre por el de "Çelada", pero éste no arraigó, volviendo a su antigua denominación. Tras la reconquista la villa es repoblada y el Rey concede aranzadas de viñedos al obispo y otros eclesiásticos.
En 1250 la villa fue adjudicada a Doña Mayor Arias y al Obispo de Sevilla. En esta época el Conde de Torrejón funda el señorío con jurisdicción propia. Sobre las ruinas de la anterior alquería musulmana de los siglos Vlll y IX, se construyó una capilla mayor y la parroquia actual. Otros nobles y eclesiásticos construyeron otros edificios civiles y religiosos de interés.
Posteriormente, en 1419 esta villa pasa a poder de los Portocarrero, herederos de doña Mayor Arias, y en ese año consigue el titulo de “Villa y señorío de Benacazón”, siendo sus primeros señores don Luis Méndez Portocarrero y su esposa. A lo largo de siglo XV se fue produciendo el progresivo acaparamiento de la propiedad de la tierra por esta familia hidalga sevillana, lo que les serviría de apoyo para hacerse a la larga con el señorío del lugar ya que no existía un privilegio real con la concesión de ese señorío.
Durante los tres siglos de la Edad Moderna tuvieron lugar los persistentes intentos de los sucesivos miembros de la familia Pantoja Portocarrero para hacerse y consolidar su dominio señorial de la Villa, con numerosos enfrentamientos litigiosos con el Concejo hispalense [que reivindicaba la jurisdicción como lugar perteneciente a su tierra] o con el Concejo de la propia Villa [por el uso y aprovechamiento de los recursos de utilización común]. Los Pantoja Portocarrero instituyeron el mayorazgo en la villa [con todos los bienes, rentas y derechos que poseían en ella] y continuaron adquiriendo derechos, facultades o competencias jurisdiccionales [alcábalas, tolerancia, intervención en el Concejo] que reforzaron su dominio señorial.
A mitad del siglo XVI, la Villa pasó a poder de la familia de "Los Pantoja" hasta que en 1810 se suprimieron los señoríos.
En el siglo XIX se produjo la evolución propia de los núcleos rurales, con la consolidación de manzanas cerradas en torno al eje de calle Real.
Al término municipal de Benacazón se incorporaron, desde mediados del siglo XIX, las villas de Castilleja de Talhara, Gelo de Cabildo y Torre de Guadiamar con sus respectivos términos. Desde el siglo XVII se hallaban despobladas, aunque mantuvieron su condición jurídica de villa hasta la segunda mitad del siglo XIX.
En el siglo XX, la formación de nuevos ejes paralelos con canalización de manzanas y ejes transversales, conformaron el tejido urbano actual.
Se incluye a continuación una cronología de hechos y acontecimientos que van desde la reconquista de la villa hasta finales del siglo XIX, con objeto de documentar la anterior reseña histórica y completar la evolución histórica.